“ESTE ES MI PUEBLO”,
Un Viernes Santo inolvidable en Espronceda
18 de abril de 2025, Espronceda, Navarra
Preparativos, entre incertidumbres y entusiasmo
Este Viernes Santo ha sido un día especial en la Villa de Espronceda, pequeña población navarra situada en la Sierra de Codés. Por fin, después de algunas vicisitudes y dudas debido al clima, —porque ¡vaya que los días han estado un poco locos, pasando del calor al frío, o a la lluvia sin previo aviso!— y a tener el tiempo suficiente para preparar todo lo que, particularmente las mujeres de este pueblo queríamos hacer, hemos podido llevar a cabo nuestro Mercado, con el lema “Este es mi pueblo”.
Una comunidad que se organiza y se muestra al mundo
Estos Mercados son impulsados por Tejiendo Caminos en la Sierra de Codés, el proyecto de desarrollo rural de la región que los auspicia como parte de las acciones previstas para dinamizar y promover nuestra zona, y son iniciativas que desde luego, no serían posibles sin la colaboración directa de los Ayuntamientos, en esta ocasión el encabezado por la Alcaldesa Jhoana Cerpa.
Para llevar a cabo esta actividad con todo lo que implica, es importante la determinación de vecinas y vecinos que quieran organizarse para recibir a artesanos y visitantes, y en esta ocasión fueron algunas vecinas de Espronceda, quienes junto con la Alcaldesa Jhoana y Bizi Codés, se dieron a la tarea de hacer todo lo necesario para celebrar un día singular, con la intención primordial de mostrar la calidez del pueblo, con sus tradiciones, fiestas y actividades, a toda persona que quisiera venir a visitarlo.
“Este es mi pueblo” es una iniciativa de las mujeres de la Asociación Katxupin y el Ayuntamiento de Espronceda, que han querido dar a conocer la vida en esta pequeña población y demostrar lo bien que se puede estar en esta comunidad.
La esencia de Espronceda
Espronceda es una villa tranquila pero llena de vida y alegría. Su población es predominantemente de personas mayores y aunque forma parte de los pueblos en peligro de despoblación, también es uno de los pocos que tiene el privilegio de contar niñas y niños entre sus residentes habituales y muchos más que llegan los fines de semana o en las vacaciones y fiestas.
Es un lugar que invita a volver, una tierra en la que echar raíces es muy fácil porque acoge y abraza, es un lugar en el cual te encuentras siempre con una sonrisa, una persona amable, buen ambiente y a donde los jóvenes siempre quieren regresar, al menos para pasar un fin de semana y respirar un aire distinto.
Un pueblo relativamente nuevo si lo comparamos con algunas poblaciones aledañas que existen desde el medievo. Aquí, no tenemos murallas medievales ni neveros, pero tenemos un magnífico crucero y una hermosa Virgen del Campo de talla románica, y a María y Vicenta, las campanas que aún resuenan en lo alto de la torre de la iglesia.
Espronceda es sobre todo: su gente. Sus txokos y chimeneas. Es su espaciosa y única Plaza de los Fueros abierta siempre a recibir con los brazos abiertos.
Es el bar Txankete y el Sindicato, el olor a pimientos asados, el aceite de oliva, los almendros y los viñedos, son los rosales, los geranios, los mejores tomates, las alubias secándose al sol.
Son las comidas populares, los disfraces, la quema del judas en Carnavales para eliminar todos los males, la hoguera, los asados en la plaza y el tradicional Katxupin persiguiendo con la punta encendida a todo el que se atraviese, causando muchas risas y una que otra simpática caída.
Es el Olentzero bajando en forma de luz desde lo alto de la sierra o los Reyes Magos en su pequeña y mágica cabalgata.
Es memoria, tradiciones, recuerdos que se forjan cada día para volverse imborrables; una especie de mundo que, sin dejar de estar en contacto con todo, se crea aparte, un lugar en el que se vive y se puede vivir muy bien.
El alma del pueblo y la Ruta de los Cofrades
Y sí, todo esto hemos podido verlo y sentirlo en un día colmado de movimiento.
Mujeres, niñas y niños adornando y embelleciendo cada rincón desde las primeras horas del día, algunos hombres involucrados colaborando con algún detalle. Y una vez listo todo, la llegada de los primeros visitantes y el sonido de la matraca en manos de José Antonio, el Abad de la Cofradía, han dado inicio a la jornada que comenzó con un recorrido guiado por Bizi Codés, la empresa de turismo cultural de la Sierra de Codés.
El recorrido guiado, titulado en esta ocasión “La Ruta de los Cofrades”, y que comenzó con el sonido de la matraca ya que en estos días no pueden tocarse las campanas de la iglesia, ha reunido a más de 35 personas que se congregaron para conocer, reconocer y escuchar las historias de la Cofradía de la Vera Cruz de Espronceda —que en este viernes era la protagonista con su tradicional Procesión, la cual merece un artículo aparte—, la Parroquia de San Vicente Mártir, el Crucero -o el Cristo, como lo llaman cariñosamente los vecinos y vecinas- y finalmente la Ermita de la Virgen del Campo.
Memoria viva y la exposición fotográfica
Durante esta entrañable Ruta de los Cofrades, cada visitante pudo deleitarse del buen tiempo que nos acompañaba y los increíbles paisajes que rodean la villa, recorrer los sitios más emblemáticos de Espronceda, y descubrir por ejemplo el nombre de las campanas de la iglesia, la historia de la Cofradía o la razón por la cual el crucero lleva grabada la imagen del rey navarro Sancho “el Fuerte”.
A a la vez disfrutaron de la muy trabajada exposición fotográfica que las mujeres de la Asociación Katxupin desplegaron por calles y rincones con imágenes antiguas y actuales de todas las tradiciones, fiestas y celebraciones que se realizan cada año.
Cada lámina, cada retrato, reflejaban no sólo cosas que han sucedido, sino que nos hablaban del alma del pueblo, del corazón y la memoria de este lugar. Esta exhibición llena de orgullo ha hecho patente la alegría y el espíritu de una población que no tiene intención de desaparecer, que ama el lugar que les ha dado vida e historia, que propicia el amor por su tierra y que seguramente seguirá dándonos gratas sorpresas y muchos, muchísimos momentos para recordar en los próximos años.
Un Mercado lleno de vida
Por lo que respecta propiamente al Mercado en Espronceda, ¡fue todo un éxito!: Más de 200 asistentes; 14 artesanos y artesanas, algunas de la localidad y otros que venían de distintos sitios, llenaron la plaza con joyería, juguetes, bolsos, inciensos, maderas, artículos de decoración e incluso algunos libros, y se han ido contentos con el buen ambiente y las ventas; la alcaldía los consintió además con un pequeño obsequio que entregó a cada uno.
La música de los trikititxos, amenizó y alegró aún más el soleado día —que ya buena falta nos hacía— mientras niñas y niños corrían y jugaban contentos, las personas mayores se paseaban tranquilas entre los puestos y todos lo pasábamos muy bien. El bar del pueblo, el famoso Txankete se lució con una buena terraza, atendiendo a una interminable fila de personas que pasaban por la barra y ofreciendo una serie de pintxos hechos especialmente para este día, y finalmente, el evento cerró con un Sorteo patrocinado por el Ayuntamiento que entregó premios a dos felices ganadoras.
El cierre, entre familia, fe, tradición y emoción
Ya por la tarde quedaron además de los habitantes, las hijas e hijos de Espronceda, aquellas personas que no viven de forma permanente pero que están profundamente unidas a este pueblo y que encuentran siempre un espacio y un momento para estar aquí.
Y en la intimidad de lo que a veces parece una gran familia, se celebró en la parroquia “la Pasión y muerte del Señor” como corresponde a estas fechas y por la noche, el pueblo se vistió con la solemnidad del paso de los Cofrades de la Vera Cruz en su tradicional Procesión de Viernes Santo. Este conmovedor ritual no deja de sorprenderme por la profundidad y la sencillez que a la vez encierra, pero de todo esto, ya hablaremos en otro momento…
desde mi mirada,
Paola E.S
Hermoso lugar. Cada detalle expresado está increíble. Deseo pronto ir a conocer parte de mis raíces. Gracias
Hermoso día sin duda, muchas sonrisas, inolvidable
Espectacular 😍