AGUILAR DE CODÉS
HISTORIA
Época Romana: Los vestigios arqueológicos hallados en la zona dan fe de su antigua ocupación, remontándose al menos a la época romana. Entre las reliquias más destacadas se encuentran los restos de una calzada romana y estelas funerarias, resguardadas con esmero en el Museo de Navarra, donde toscas representaciones humanas con las manos entrelazadas revelan un asombroso motivo decorativo.
Edad Media: Un antiguo ramal del Camino Santiago pasaba por la Sierra de Codés: El Camino de Santiago nace en la Edad Media con el hallazgo de la tumba del apóstol Santiago El Mayor, lo cual desata una ola de peregrinaciones católicas que tienen como propósito o meta llegar a la Catedral de Santiago de Compostela en donde se ubica su cripta. Dentro de los caminos que había para llegar a Santiago de Compostela, un ramal del camino francés “el oficial” pasaba por la Sierra de Codés y desde esa época ya existe documentación del paso de peregrinos por el término de Aguilar de Codés.
La ruta unía poblaciones de los valles de Valdega, La Berrueza y Aguilar. Partía de Villamayor de Monjardín, siguiendo por Olejua, Etayo, Learza, Sorlada, Cábrega, Ubago, Mirafuentes, Otiñano, Santuario de Codés, Torralba del Río, Azuelo, Aguilar de Codés, Lapoblación, Meano, Yécora, Oyón y Logroño, donde volvía a conectar con el camino principal.
NAVARRATV. 28/09/2023. TIRAMILLAS ESPRONCEDA (video). YouTube.
La devoción a Santiago comienza en el primer tercio del siglo IX; pronto se vió acompañada de peregrinaciones generalizadas ya a finales del siglo XI, en plena Edad Media. Uno de los motores más fuertes de la religiosidad era la veneración de reliquias en las iglesias y monasterios, creándose numerosos centros secundarios de peregrinación a los que acudían a mayor parte de los peregrinos a la ida o al regreso. Es en este contexto donde el camino se desviaba para llegar a nuestra Sierra..
En el año 1219 se desdobló de Marañón y Sancho VII el Fuerte, erigió imponentes murallas que dotaron de inexpugnabilidad a la elevada meseta que ahora alberga esta localidad.
En la Edad Media, la villa tomó mayor relevancia tras su fortificación, evidenciada aún en su trazado actual con vestigios del recinto rectangular amurallado que se despliega a lo largo de dos calles paralelas. Estratégicamente situada en un punto elevado, la villa proporciona una vista panorámica impresionante.
En 1269, Teobaldo II otorgó a la localidad el título de buena villa y franca, junto con el Fuero de Viana, marcando un hito defensivo al concentrar a los habitantes para fortalecer la frontera con Castilla. La exención de peajes y el privilegio de mercado los martes actuaron como atractivos para nuevos pobladores. Enrique I, en 1271, instó a los habitantes del Río a establecerse en la villa, y un siglo después, Carlos II emitió la misma orden para Azuelo, incorporándolos a su jurisdicción junto con el desolado de Collantes.
Enrique I otorgó la villa de forma vitalicia a Pedro Sánchez de Monteagudo, quien recibió el estatus de buena villa y asiento en Cortes. En el último día de octubre de 1419, juró lealtad a la reina Doña Blanca durante estas sesiones. Según la sentencia arbitral de Bayona en 1463, la villa estaba destinada a pasar a manos del monarca castellano Enrique IV.
Sin embargo, los habitantes resistieron y optaron por permanecer dentro del reino de Navarra. Como reconocimiento a su lealtad, Juan II los eximió del pago de la fonsadera en 1466, liberándolos de la mitad anterior tras abonar 120 libras a Carlos II en 1368. Además, se les condonó el censo que pagaban por el monte de Lanz.
A lo largo de la Edad Moderna y hasta la Contemporánea, Aguilar de Codés asumió el papel de cabeza del Valle de Aguilar, abarcando poblaciones como Azuelo, Torralba, Espronceda y Desojo. En 1757, las Cortes de Navarra establecieron una división administrativa para la plantación y conservación de árboles, demostrando su importancia regional. Durante el convulso siglo XIX, Aguilar de Codés se erigió como un escenario crucial de las Guerras Carlistas, sobre todo durante la primera, sirviendo como refugio principal de Zumalacárregui en diversos momentos durante el conflicto.
A principios del siglo XX, la localidad prosperaba con salinas, actividades ganaderas y una agricultura en auge. Contaba con un destacamento de la Guardia Civil y un hospital, destacando su vitalidad y diversidad económica.
¡Ven y déjate llevar por la fascinante historia de Aguilar de Codés!
~ Bizi Codés
ACTIVIDADES TURÍSTICAS Y CULTURALES
La ruta jacobea por término de Aguilar de Codés comienza en Fuentes Frías, paraje donde se ubica el límite con Azuelo, una hermosa fuente de abundante agua fresca da nombre a este espacio que sirve de descanso al caminante, para reponer fuerzas y seguir el camino. Una vez descansados seguimos por un camino cómodo relativamente llano, después de avanzar unos 500 metros nos encontramos con la ermita de San Bartolomé, una joya románica bien conservada, pudiendo visitar su interior ya que la puerta permanece siempre abierta para todo aquel que quiera admirar esta preciosa ermita. Desde este punto ya puede divisarse en el horizonte la silueta de Aguilar de Codés y la peña de La población. Seguimos por el camino y llegamos a la carretera que sube al pueblo donde nos encontramos una pequeña capilla dedicada a San José y a partir de ahí ya empezaremos a subir un camino a la derecha bastante empinado hasta llegar al pueblo, donde nos encontramos ya a 731 m de altitud, accedemos a la localidad dejando a la izquierda un Torreón de su antiguo recinto amurallado.
PATRIMONIO CULTURAL Y ARQUITECTÓNICO
De estilo gótico, construida entre los siglos XIV (nave, cabecera y sacristía) y XVI (el crucero), tiene además una torre barroca (Siglo XVIII).
La portada es de estilo gótico tardío y está protegida por un pórtico con arco de medio punto del s. XVIII.
Presenta planta de nave única de cuatro tramos con capillas laterales, más un amplio crucero, cabecera pentagonal y coro alto a los pies de la nave.
El retablo mayor rococó, con tallas de madera dorada, presenta un banco ricamente decorado con temas de rocalla.
En el Coro hay que destacar una rejería, un órgano y una sillería.
En la sacristía hay cajonerías y lienzos barrocos del siglo XVII; un crucificado de principios del siglo XVII adosado a uno de los muros; un cáliz del siglo XVI y un relicario de la Veracruz simulando el ostensorio del siglo XVIII.
Una curiosidad: en el exterior, incrustada en el torreón, la concha de Santiago da fe que la localidad fue parte del Camino hasta que se desvió durante las guerras Carlistas.
La ermita de San Bartolomé es tardorománica (finales del siglo XVII), con reformas en las bóvedas en época gótica. Presenta una única nave, circundada por diez contrafuertes que le dan aspecto de firmeza. En el lado sur podemos ver una lápida funeraria en la que se puede apreciar una inscripción que hace referencia al año de la muerte del archidiácono Arnaldo: ERA M.CC.XXIII (año 1.185). Pero lo más espectacular es la portada, con un magnífico tímpano en el que vemos dos ángeles arrodillados que sujetan con sus manos un espectacular crismón trinitario, en el que se distingue por su tamaño el Cordero Místico.
El interior está “vaciado” y se divide en cabecera (al norte, con altar y tres largos ventanales) y nave.
Esta se divide en dos tramos por medio de sendas pilastras adosadas a sus muros.
Sobre ellas se apoyan las nervaduras de la bóveda. Los ventanales del muro sur están cerrados con mármol translúcido trilobulado.
Es un pequeño edificio rectangular con nave única construido en época moderna aprovechando quizás los restos de una antigua fábrica. La imagen del santo también es moderna.
Durante tu recorrido por la zona urbana, podrás admirar el torreón estratégicamente ubicado en un punto elevado (la atalaya forma parte de la roca), este torreón domina una extensa panorámica, ofreciéndote una visión única y maravillosa. La torre formaba parte del recinto amurallado sobre el que se asienta la calle de La Solana, que aprovecha la línea antigua de las murallas de las que se aprecian también restos incorporados en una de las casas de la calle, que presenta traza de torreón prismático de buen sillar y muros macizos.
Al adentrarte en la parte occidental del pueblo, descubrirás la encantadora Fuente Vieja junto a su lavadero. Este conjunto de piedra de sillería ha sido meticulosamente restaurado, y su entorno ha sido acondicionado con mesas y bancos, creando un área de merendero. Acércate a este espacio para disfrutar de la serenidad y tranquilidad en medio de la naturaleza.
Los ríos Linares y Salado, que tienen su origen en Aguilar, son los encargados de irrigar las fértiles huertas a medida que serpentea por el valle, descendiendo gradualmente hasta desembocar en el Ebro, en Mendavia. En la antigüedad, en la época romana, este río no solo llegaba hasta el Ebro, sino que se extendía aún más, alcanzando los cuarenta kilómetros adicionales hasta Calagurris, la actual Calahorra. En ese entonces, el Linares abastecía de agua a la Calahorra romana. ¿Cómo cruzaba el Ebro, considerando que Calahorra se encuentra en su margen derecha? Muy sencillo, al estilo romano, mediante un acueducto cuyos restos restaurados aún se pueden admirar en la carretera que conecta Mendavia con Lodosa.
Los romanos no sólo aprovechaban las aguas del Linares para el consumo, sino que también extraían de este río un tesoro para ellos: la sal. Este producto era altamente valorado por los romanos, ya que, entre otras utilidades, les permitía conservar alimentos, carnes y pescados, mediante la técnica de salazón. La importancia de la sal era tal que los legionarios romanos recibían parte de su remuneración en forma de este preciado mineral, originando la palabra «salario» que hoy en día designa la asignación que recibe un trabajador por su labor.
En un momento álgido, Aguilar llegó a albergar hasta cuatro explotaciones de salinas, dos en el monte y dos en El Cañucal, término situado cerca de la carretera, próximo a Azuelo. Actualmente, solo una de ellas sigue en funcionamiento, mientras que dos han desaparecido y de la restante solo quedan ruinas.
La más significativa de estas explotaciones era la más cercana a Azuelo, conocida como Salinas de San José. Después de cesar la producción de sal, se transformó en una fábrica de lejía y, en la actualidad, se encuentra abandonada, conservándose únicamente un pequeño edificio, el pozo de almacenamiento del agua salada y algunos vestigios de eras.
Hoy en día, las únicas salinas en actividad son las de Luis Díaz de Cerio, ubicadas en la ladera del monte de Aguilar. El agua se extrae de un pozo salado y se traslada a un gran depósito donde se almacena; posteriormente, se vierte en las eras durante los meses de verano, donde se deja reposar para que se evapore y cristalice la sal. Para acelerar este proceso, se remueve el agua de las eras. Una vez formada la sal, se recolecta y almacena para su distribución.
En las salinas de Luis Díaz de Cerio aún se conserva el fuste terminado en horquilla del «cigüeño» o «cigoñal», utilizado durante siglos para apoyar la pértiga o caña a la que se ataba el cubo para extraer el agua del pozo salado. También se pueden observar el canal por el que se conducía el agua hasta el pozo de almacenamiento, así como restos de eras que datan de la época romana. Tanto el canal, el pozo como las eras romanas tienen el fondo empedrado para prevenir filtraciones de agua. Aunque estas instalaciones se conservan en buen estado, Luis solo mantiene en producción media docena de eras, ya que, como él mismo señala, produce sal solo para él y sus amigos
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ENTORNO NATURAL
Aguilar de Codés, es una localidad de apenas 70 habitantes situada a los pies de las faldas de Yoar y en el corazón de la sierra de Codés. El Monte Ioar forma parte de la Sierra de Codés, segundo pico más alto de Navarra, ofreciendo un entorno montañoso de una belleza incomparable. La vegetación natural y los cultivos reflejan bien las características mediterráneas del clima: domina el encinar, seguido del quejigal, con islotes de hayas en las cumbres de Codés y una fila de chopos y álamos en las orillas del río Linares. La solana del valle permite el cultivo de la vid y el olivo, además de alguna esparraguera, mientras que la umbría es principalmente cerealista. El regadío queda circunscrito a los pequeños huertos habilitados a lo largo del curso del río. Dado lo abrupto del terreno, el paisaje agrícola, normalmente parcelas de pequeño tamaño, ha retrocedido grandemente en las últimas décadas y solo se cultiva allí donde es posible la mecanización.
GEOGRAFÍA
Aguilar de Codés se ubica en la comunidad autónoma de Navarra, al norte de España, integrado en la zona geográfica de la Sierra de Codés. Este municipio se caracteriza por su relieve montañoso y su variado ecosistema, que forma parte de un entorno natural de notable belleza.
La altitud de la localidad y sus alrededores oscila, ofreciendo un clima que varía desde temperaturas suaves en los valles hasta condiciones más frías en las altas cumbres. La configuración del terreno favorece actividades al aire libre, como senderismo y observación de la naturaleza, aprovechando sus ricos recursos naturales y biodiversidad.
Aguilar de Codés, por tanto, no solo es relevante por su patrimonio cultural, sino también por su significativa importancia geográfica y ambiental en Navarra.
personajes emblemáticos
(Aguilar de Codés, 16 de junio de 1760 – Manila, 7 de marzo de 1818). Sacerdote y cronista español de las Filipinas.
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alojamientos
Con 3 habitaciones dobles, Es una pequeña casa que data de 1880 y rehabilitada en 2019, situada en un entorno de paz rodeado de historia y naturaleza, ideal para los que busquen desconectar de la rutina volviendo a nuestros orígenes.
DONDE COMER O TOMAR ALGO
Centro cívico Collantes
Dirección: Plaza Iglesia Teléfono: 666 75 73 76
ANTIGUAS TRADICIONES
Casi todas las grandes fiestas tenían su aurora, así pues, la festividad de los Reyes Magos (6 de enero) también tenía la suya y decía así:
Hoy tres reyes salen de Oriente,
hoy tres reyes salen de Oriente,
hoy tres reyes salen de Oriente
en busca de un niño nacido en Belén,
y una estrella muy resplandeciente
le sirve de guía hasta entrar en él.
El primero se llama Melchor,
el segundo se llama Gaspar
y al otro le llaman el Rey Baltasar.
Le ofrecen oro, incienso y mirra
al Rey de los Cielos que a adorarle van.
El día 17 de enero, por San Antón, que es el Patrón de los animales, se hacía en los pueblos la matanza del cerdo.
Durante todo el año se cebaban los cerdos cociéndoles buenas calderadas de berza y patatas. Se mataba el más grande y si las familias eran muy numerosas se mataban dos y hasta tres animales.
En La Matanza participaba toda la familia. Se llamaba a un matarife, entonces había varios en el pueblo, y a los familiares se les llevaba el “presente” que se decía, que no era otra cosa que una morcilla, un hueso de esquinazo, un trozo de hígado, etc.
Al finalizar la matanza se hacía una sartenada que consistía en hígado con tomate, sangre y una buena cazuela de patatas que servía de cena para toda la familia.
Del cerdo se sacaba comida para todo el año: chorizos, costillas, lomo, que se guardaba en tinajas con aceite y manteca.
Se cantaba:
Sata Águeda es una moza
de lo verde se enamora
y por eso le pedimos
un choricillo señora.
Se organizaba una fiesta en el bar de Pedro, que además hacía de baile y era tan conocido que venía a bailar gente de toda la merindad.
Cuando ya habían paseado el Judas por las calles del pueblo se lo llevaban a la plaza del pórtico y allí se leía la sentencia, pues a él se le culpaba de todos los robos y todo lo malo que había pasado durante el año en el pueblo.
Gregorio Aristimuño, el carpintero, le solía leer la sentencia y Santiago (Peseta) y Reinaldo se encargaban de darle su merecido.
Algunas de las Sentencias decían:
“Este hombre es un choloria porque le quitó la leche a la victoria”
“Sabes quien le quitó las haces a mayorazgo, uno que llevaba escapulario”
En el libro de Aurelio el último trovero de Tierra Estella se hace mención a las siguiente Sentencia:
Al final del juicio se quemaba el Judas en el pórtico y con lo que les daban por las casas hacían una merienda para así rematar la fiesta.
Venid la Virgen Santa,
venid porque ha caído
nuestro Jesús rendido de leño y carga tanta.
El peso le quebranta su cuerpo delicado,
llorad pues ojos míos, llorad por vuestro Amado.
Con furia los sayones
lo mandan de levante,
y con fiero semblante
le arrojan maldiciones.
A prisa y a empellones
camina atropellado,
y llorad pues ojos míos
llorad por vuestro amado.
Oh Rey escarnecido
porque Señor te humillas
y doblas las rodillas,
a Judas fue mentido.
Sabéis que os ha mentido
y a muerte os ha entregado,
llorad pues ojos míos
y orad por vuestro amado.
Así que de ahí las trasladaron al día de San Cristóbal, el 10 de julio. Esta fecha tampoco era buena porque era tiempo de siega y de recolección. Y entonces las trasladaron al primer domingo de octubre, la Virgen del Rosario.
Durante mucho tiempo venía una banda de Oyón, que eran doce músicos (el Ayuntamiento dama 3000 pesetas para pagar la música, y los mozos les daban de comer y de dormir a un músico cada uno), cuando se acababa el dinero los mozos pagaban con lo de los barateros. Estos eran una cuadrilla de mozos que cobraban el 5% de lo que se recaudaba por “el juego del parar” en el bar. El juego entonces estaba prohibido, por lo que los barateros entretenían a los guardias para que no denunciaran a los bares. Esta cuadrilla pagaba el cuarto día de la música, organizaban las procesiones y sacaban los santos, iban muy elegantes en estos días de fiestas.
La gente joven invitaba a los amigos de otros pueblos a fiestas aunque luego tenían que dormir en el pajar si no había sitio en la casa. Si alguno venía chulo los jóvenes lo tiraban al pilón. Eso sí, nadie se quedaba sin comer ni beber en estos días.
El último día de fiestas se hacía una merienda de bacalao y a veces por hacer la gracia se comieron algún animal doméstico.
Octubre tampoco era buena fecha y en el año 1976 se pasaron a Julio.
Los gozos, al igual que las auroras, son cantos religiosos muy populares que se dedican a la Virgen y a los santos, en los que se alaba su vida y obra. Son muchas las localidades que conservan estos cánticos, de música sencilla y letra muy elaborada y extensa. En Aguilar se conservan los gozos dedicados a nuestros patrones: San Cristóbal y Santa Bárbara.
GOZOS A SAN CRISTÓBAL
Fiel soldado del Señor
de laureles Coronado
Cristóbal mártir sagrado
dadnos ayuda y favor.
Entre la gentilidad
triste cuna vos tuvisteis
pero pronto en Licia visteis
la antorcha de la verdad.
Un destino superior
estaba reservado.
Cristóbal mártir sagrado
dadnos ayuda y labor.
siendo Decio emperador
hizo os encarcelar
y fuertemente azotar
para sacar su furor,
mas ayuda del Señor
a vos jamás ha faltado.
Cristóbal mártir sagrado
dadnos ayuda y favor.
Viendo a vuestra firmeza
doblegar pretende en vano
manda por fin el tirano
que se os corte la cabeza.
Dais la vida sin temor
y gozáis el bien deseado.
Cristóbal mártir sagrado
dadnos ayuda y favor.
De contagios preserváis
de ladrones defendéis,
en angustias socorréis
y de todo mal libráis.
Este pueblo vuestro amor
bien tiene experimentado.
GOZOS A SANTA BÁRBARA
Radiante estrella del cielo
luz de nuestro corazón,
Santa Bárbara bendita
préstanos tu protección.
Naciste en tierras paganas
donde no lucía el sol,
mas tu gran inteligencia
al Creador descubrió,
y el bautismo recibiste
con extrema devoción.
Santa Bárbara bendita
préstanos tu protección.
Estaba el cielo sereno,
mas al punto oscureció
y al que segó su garganta
un rayo carbonizó.
Muchas veces el castigo
paraste con oración.
Santa Bárbara bendita
préstanos tu protección.
En casa de un protestante
San Estanislao enfermó
desprovisto de consuelo
a ti se te encomendó.
Allí acudiste gloriosa
llevando la comunión.
Santa Bárbara bendita
préstanos tu protección.
El artillero a ti acude
cuando dispara el cañón
y el marinero apurado
al empuñar el timón,
en pedriscos y epidemias
y en toda desolación.
Santa Bárbara bendita
préstanos tu protección.
Pues que siempre socorriste
en apuros y aflicción…
Santa Bárbara bendita
préstanos tu protección.
Aguilar de Codés era un pueblo muy religioso, y en junio del año 1942 se inauguró la Adoración Nocturna. Francisco “Callejas” era el Presidente. Esto consistía en velar una vez al mes durante la noche al Santísimo Sacramento. Se hacía por turnos y descansaban en un cuarto del coro que se llamaba “el de los santos viejos”.
Se hacía todos los meses el tercer sábado.
En el año 1967, a los 25 años de su inauguración se celebró una fiesta en Aguilar a la que vinieron adoradores de todas las partes. Se adornaron todas las calles con bojes y las casas se engalanaron.
Aurora de la Adoración Nocturna:
Cantan las aves dulces trinos
cantan la aurora al amanecer
cantan los hijos de tus amores al
ver un día de tanta fe.
Viene a nosotros el rey del cielo,
viene mostrando su corazón
viene a templarnos en dulce
fuego viene a abrazarnos en
dulce Amor.
Y todo el pueblo junta sus voces
y todo el pueblo sale a cantar al
Rey Divino que arde en amores
entre los velos de nuestro altar.
Corazón de mi amable Salvador haz que arda y
siempre crezca más en mí,
tu amor.
Cuando el Santísimo descansaba en los altares que se habían colocado en la calle, los chicos y chicas echaban pétalos de rosas a la vez que el cura elevaba la custodia.
Aurora del Corpus Christi:
Hoy como día del Corpus
es muy justo y natural
que acompañemos al Cristo
por las calles de Aguilar.
vayamos todos a verle que
Jesús esperándonos está,
porque somos soldados
valientes de la Iglesia
y de Su Majestad.
Vamos que ya es hora,
salid a cantar
que hoy el Santísimo
nos bendecirá,
nos bendecirá,
nos bendecirá
Durante muchos años (hasta la década de los treinta del pasado siglo) se mantuvo en Aguilar de Codés una entrañable tradición que queremos recordar. Era el trabajo que realizaban por aquel entonces las famosas y hilanderas.
En esos años fue muy practicado por las mujeres del pueblo el trabajo de reducir a hilo el lino, cáñamo, lana y algodón. Desde tiempo inmemorial acostumbraban a reunirse a la hora del ocaso tres o más horas en el corral de la casa de una de ellas para hilar, y al mismo tiempo contarse historias, leyendas y cuentos, tanto del propio Aguilar como de otros pueblos de los alrededores. Estas reuniones tenían solamente lugar en otoño e invierno, y se celebraban todos los días de la semana excepto los domingos.
Recibían el nombre de “candiladas” por reunirse a la luz de un candil y estaban protagonizadas por las mujeres de clases sencillas y humildes. Las candiladas se regían por una especie de estatutos que se respetaban de generación en generación.
Estas normas que se cumplían a rajatabla eran: las reuniones no podían comenzar antes de las siete de la tarde ni prolongarse más de las doce de la noche; las personas reunidas no podían ser más de veinte y ser todas mujeres, permitiéndose solo la asistencia de hombres con edad superior a los sesenta años o inferior a doce.
Cada quince días había que repartir a escote, es decir, dar a cada una de las asistentes dos cuatrenas para comprar el aceite que alimentaba el candil durante la quincena. La dueña de la casa en la que se celebraba la candilada era quien debía poner el candil con su mecha, y un lecho de paja limpia para alivio de los pies de las hilanderas.
A la más anciana de todas se le dejaría el sitio más cercano al candil y era la que había de encargarse de atizarlo. Estaban prohibidas las conversaciones picantes, los gritos y el alboroto, solo se podía cantar al principio de la candilada y por poco rato.
Al empezar la primavera se cerraría la Candilada con una chocolatada que se preparaba con un escote extraordinario que no debería exceder de tres ochenas por personas.
En Aguilar de Codés, hasta hace unos años, en todas las casas tenían sus viñas. Antiguamente cada familia se hacía su vino para consumir durante el año y era una tradición que la víspera de la Inmaculada los mozos iban después de cenar por todas las casas a probar el vino de todas las cubas. Había que beber un vaso de cada cuba si no se decía que si alguna quedaba sin probar esta se perdía. A esto se le llamaba “aforar las cubas”. Nos imaginamos cómo irían los mozos después de dar la vuelta por todas las bodegas.
La Gripe Española mató entre 1918 y 1920 a más de 40 millones de personas en todo el mundo. Se desconoce la cifra exacta de la pandemia que es considerada la más devastadora de la historia. Un siglo después aún no se sabe cuál fue el origen de esta epidemia que no entendía de fronteras ni de clases sociales. En Aguilar de Codés un número importante de personas padecieron esta enfermedad. Parece ser que no afectó demasiado y se compuso y se cantó esta aurora para dar las gracias por haberse librado de ella.
La aurora decía así:
Hoy qué día tan alegre todos
debemos honrar a la Virgen de
Collantes que a todos nos libró del mal.
nos libró de la peste maligna que de luto vestía a la España.
acudimos a ti confiados, pronto oíste la voz de estas almas,
vamos que ya es hora,
salir a cantar que la Virgen de Collantes nos libró del mal,
nos libró del mal
Esta partitura representa una pieza tradicional cantada en honor a la Virgen de Codés. Es especialmente entonada durante las romerías, sirviendo como una forma de despedida espiritual. La versión aquí transcrita ha sido cuidadosamente recogida de las interpretaciones realizadas por los romeros de Aguilar de Codés, reflejando así la autenticidad y la riqueza cultural de esta práctica devocional. Localización de la Partitura: Aguilar de Codés
Antiguamente cada familia se hacía su vino para consumir durante el año y era una tradición que la víspera de la Inmaculada los mozos iban después de cenar por todas las casas a probar el vino de todas las cubas. Había que beber un vaso de cada cuba si no se decía que si alguna quedaba sin probar esta se perdía. A esto se le llamaba “aforar las cubas”. Nos imaginamos cómo irían los mozos después de dar la vuelta por todas las bodegas.